jueves, 19 de agosto de 2010

El expresidente desleal

El Sr. Aznar se ha vuelto ha pasear por Melilla, la anterior vez fue en campaña electoral. Desayunó y se acercó hasta el puesto fronterizo, quizás con la esperanza de intimidar al enemigo con su imponente presencia. Conversó con las autoridades y dio el correspondiente discurso, los cuales se los pagan muy bien.
El Sr. Blanco, en rueda de prensa, dijo que el expresidente había actuado con deslealtad al Gobierno de la Nación. Yo me pregunto, esa deslealtad es contra el Gobierno o contra su partido, puesto que la visita institucional del PP la hizo el Sr. Pons dos días antes. Y cuando digo "su partido" no me estoy refiriendo en términos de afiliación sino de propiedad. Aznar tiene mono de Moncloa y hará todo lo posible por instalarse en ella, pese a quien le pese.
El propio Presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla le confesó que la ciudad nunca ha estado tan bien que cuando él gobernaba la Nación. Ciertamente el Sr. Aznar, por aquel entonces Presidente de este país, hizo un gran favor a la ciudad cuando trasladó al asesino Dejuana Chaos de Melilla a la península, para que estuviera más cerca de su familia, tras las negociaciones de Ginebra con eta.
Si Aznar quiere ser útil a este país, pues que ocupe la plaza de funcionario como inspector de hacienda, que tantos sudores le costó conseguirla.
Aunque pensándolo bien, con los amigos que se gasta, mejor que se dedique a dar conferencias en Kentuki (USA).

1 comentario:

Tòfol dijo...

Hola JC:
La verdad, esta vez creo que discrepo contigo en la totalidad, pienso que la actuación de Aznar ha sido impecable en el sentido político, pues se ha limitado a visitar una ciudad española, con lo cual, y dada su condición de ex presidente del Gobierno, no ha hecho mas que reafirmar la españolidad de aquella plaza. Lo que Zapatero debería haber hecho antes de enviar a Rubalcaba a Marruecos, debería haber sido enviar al Rey a Melilla, consiguiendo con ello que dada la representatividad de España que tiene la Corona, quedase clara para todo el mundo nuestra postura irrenunciable en cuanto a la españolidad de Ceuta y Melilla, y acabado de una vez con la ambigüedad que favorece las reclamaciones de Marruecos (para eso está el Rey).
La política de calmar a Marruecos, no hace más que reforzar su postura reivindicatoria a cambio de un poco de tiempo, sin resolver no ya el fondo, sino siquiera las formas.
Saludos, recuerda que la discrepancia es saludable en todos los sentidos.