viernes, 14 de mayo de 2010

Duelo al sol


Los acontecimientos que se están sucediendo en torno al caso del juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, aparte del aspecto mediático e ideológico, en el que cada cual adopta su propia posición, me está interesando bastante por los aspectos meramente técnicos de la cuestión. Es, además, excitante, ver cómo los propios técnicos del Derecho se baten jurídicamente, y ver cómo se mueven por los entresijos del Derecho procesal. Uno de los abogados defensores que interpuso la querella por las escuchas ilegales en prisión, fue uno de los fiscales más eficaces de la propia Audiencia que, en excedencia, se dedica al ejercicio de la profesión. Puede ser uno de los casos que le dé un disgusto a Garzón. En los otros el duelo se entabla entre el propio juez encausado y el instructor del Tribunal Supremo –el juez Varela-. Garzón está organizando su defensa jugando con los plazos, con las recusaciones, con la interposición de recursos de amparo ordinario, con el reglamento del Consejo General del Poder Judicial… etc. Varela parece que responde bien, con buen músculo jurídico y que conoce bien los entresijos de la ley; tarda poco en contestar porque sabe que otra estrategia importante es el tiempo. Ayer respondió rápido a la petición del juez de pedir “servicios especiales” como forma de eludir su suspensión como juez, petición que hizo con 24 horas de antelación -el mínimo necesario- a que el Consejo estudiara ésta. No debió pasar ni media hora cuando el CGPJ tenía en la mesa el auto de apertura de juicio oral, de manera que primero estudiarán la suspensión del juez y después su solicitud de servicios especiales. Es una especie de “duelo al sol” en el que hay que desenfundar más rápido que el otro, y saber dónde tienes que apuntar. Es el Derecho en estado puro, y para mí un espectáculo jurídico fascinante el que nos está proporcionando este caso.

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