lunes, 3 de noviembre de 2014

DON FERNANDO... Y DESPUÉS DE FRANCO ¿QUÉ?

Esta pregunta la cuenta mi madre como anécdota que le ocurrió cuando estaba sirviendo en la casa del terrateniente y a la vez alcalde, como no podría ser de otra forma, del pueblo hace ya algunos años.
-"D. Fernando, disculpe la pregunta y que el Señor nos lo guarde durante muchos años más, pero... después de Franco ¿Qué?
-Después de Franco...-, contesta D. Fernando, -... la democracia.
-¿La democracia? Y eso de la democracia ¿Qué es?
-La democracia..., para que tú me entiendas-, contestó solemne el señorito Fernando, -es cuando una puta parece honrada y las personas de bien pueden ser tachadas de sinvergüenzas.
-Qué Dios nos asista y nos libre de todos esos males- Dijo mi madre santiguándose".
Pocos años más tarde vino la Democracia y con ella lo bueno y malo que comporta todo acto humano. Puesto que, el concepto (la idea) de Democracia necesariamente es positivo, supone el establecimiento de un sistema de gobierno en el que la mayoría decide por mayoría. Otra cosa, es lo que los gobernantes con la aquiescencia de los gobernados hagamos de la Democracia.  
Las circunstancias político-sociales de la época al advenimiento de la Democracia, permitió que se instituyera necesariamente un régimen electoral, recogido en la LOREG de 1985, que facilitaba el bipartidismo entorno al PSOE-PP y potenciando el peso electoral de  partidos políticos de corte nacionalista. Esta forma de entender la Democracia otorgó estabilidad al sistema político del entonces, acosado por el fenómeno criminal y asesino del terrorismo independentista vasco, en mayor medida,  y el catalán.
Ni que decir tiene que esta opción permitió el soslayo del propio artículo 1º de la CE al propugnar como valor superior del ordenamiento jurídico español el pluralismo político. Todo lo que no fuera PSOE-PP y partidos nacionalistas quedó relegado prácticamente a la extinción o a la anécdota.
El bipartidismo, tan necesario para dar estabilidad al sistema, ha sido la enfermedad de la Democracia. El hecho de que, a nivel estatal y autonómico principalmente, sólo dos partidos estaban facultados para cubrir de personal las instituciones políticas en los distintos niveles territoriales, permitió dar cabida a sujetos que su única aspiración era servirse de lo público. Toda persona con una cierta antigüedad, o no, en el partido era susceptible de ser candidato.
El último caso destapado de corrupción ("operación púnica") pone de manifiesto el grado de cinismo con el que actúan los dirigentes de los partidos mayoritarios, especialmente los del PP, al afanarse en reducir dicha corrupción al ámbito personal de los presuntos delincuentes, declinado toda responsabilidad del partido. Sin embargo, un sistema de listas cerradas, como es el que tenemos, presupone que la responsabilidad política  última de los candidatos que van  en una lista recae sobre quién la elabora.
Afortunadamente, la sociedad española, ante el hastío de tanta corruptela política y consciente del peligro que la misma entraña para la Democracia, intenta abrir el abanico partidista reduciendo considerablemente el volumen de cargos electos de las dos grandes formaciones, permitiendo que accedan a dichos partidos personas con mejor preparación y vocación de servicio público y no por antigüedad. 
Esto último da pié a una situación muy irritable de las dos formaciones que, hasta ahora, conforman el bipartidismo o "la casta" según sea del agrado o desagrado del respetable.

"A mi madre: trabajadora incesante".

JC Navarro.

4 comentarios:

csc dijo...

El problema de la democracia española es cierto que está en los dos grandes partidos, pero estos no son los principales culpables aunque si son los principales actores de la mayoría de los desaguisados, al menos de los más llamativos y mediáticos.

El problema es que la sociedad salida de la dictadura franquista tenía poco de demócrata, y una cultura política muy básica... por desgracia durante los 35 años que llevamos de democracia, esta cultura política no ha aumentado y seguimos igual que con Franco.

En lineas generales y a grandes rasgos, somos una sociedad dependiente del estado y que pedimos que aparezcan líderes paternales a socorrernos y resolvernos los problemas. Líderes a los que les perdonamos todo cuando son los de nuestro equipo y nada cuando son los del contrario.

Cuando las cosas iban bien, no nos importaba que robaran, y habitualmente en la barra del bar se decía aquello de "yo aún trincaría más". Cuando las cosas van mal, nos rasgamos las vestiduras en la misma barra del bar, y nos hacemos seguidores del que más cosas promete, tengan o no sentido.

Una sociedad en la que se habla de política como de fútbol, necesita crecer mucho y madurar para poder aspirar a una verdadera democracia de calidad. Por desgracia, tal y como somos, somos carne de demagogia y populismo.... como nuestros primos de américa.

jc navarro dijo...

Agradezco tu comentario aunque no comparto del todo tu análisis.
Creo que la sociedad española ha superado, y con creces, el trauma de la anterior etapa de gobierno dictatorial. En la actualidad somos una sociedad mucho más abierta, de hecho el que hayan salido a la luz tantos casos de corrupción política y particular es claro síntoma de ello.
Cuando las casas iban bien si nos importaba el que se robara, pues robar es robar, lo que sucedía era el desconocimiento de esas actividades lucrativas ilícitas.
Creo estar en lo cierto al decir que España está sujeta a unas estructuras políticas, económicas y sociales de orden supranacional (UE) que le impedirían ser un caso comparable a "nuestros primos de américa".
La regeneración democrática española, en mi opinión, no se soluciona con una ley de transparencia, la cual nace avocada a ser más una ley anuncio que una ley eficaz para atajar el problema. La cuestión se más profunda y requiere de un proceso de transformación y reelaboración de todas las instituciones e instancias democráticas de este país. La solución puede llegar a ser dolorosa aunque necesaria, como el tomar una medicina que no es de buen gusto por su amargor, pero que sé que me provocará la salud.
Un saludo.

csc dijo...

En el fondo estamos más deacuerdo de lo que parece. Solamente tenemos pequeños matices, por mi parte creo menos en la inocencia del pueblo (en general)... yo creo que además de regenerar las instituciones se ha de empezar regenerando al pueblo, y por su parte cree que la medicina debe ser muy expeditiva... lo más amarga posible.

El cambio ha de ser profundo y no cosmético como los que nos están vendiendo.

jc navarro dijo...

Cierto el cambio ha de ser profundo y no meramente superficial.
Creo que la regeneración ha de comenzar desde arriba, simplemente por sentido común, al Pueblo se le gobierna desde las instituciones políticas y primero han de regenerarse éstas para poder ser eficaces en la transformación de la Sociedad.
El Pueblo ya está indicando cual es el camino a seguir, ahora toca mover ficha a la clase política.
Un saludo.