lunes, 11 de junio de 2012

TERRORISMO FINANCIERO

Siempre se ha dicho que el terror no tiene rostro. Este país nuestro, en su etapa democrática reciente, ha pasado por el terrorismo independentista; el terrorismo de Estado; terrorismo fundamentalista islámico y ahora, se nos muestra en una faceta totalmente desconocida como es en el ámbito financiero. Ya no hace falta ir pistola en mano o bomba lapa adosada a los bajos de un vehículo. A Dios gracias ya no, nunca más. Ahora las víctimas no son cadáveres tirados en la acera de cualquier ciudad con un tiro en la nuca; o desmembrados chorreando sangre. A Dios gracias nunca más. El terrorismo financiero es más sutil, es más etéreo. No adquiere una fisonomía humana concreta. Todo aquel que disponga de unos ahorros y desea que éstos le rente el máximo, se convierte en una célula terrorista. Sin embargo, este terrorismo golpea fuerte, es letal. Rompe a la persona desde dentro, la cosifica y la desmoraliza. Con sólo pulsar una tecla es capaz de desahuciar a familias enteras, destroza la convivencia ciudadana y arruina naciones sin ningún tipo de consideración ni miramientos, solo la codicia, como fundamento de tan atroz desarrollo. Cada día se nos somete al terror de poder perderlo todo, de que no alberguemos esperanzas sobre un futuro que se torna incierto.Y es precisamente esta incertidumbre la que aprovecha el terrorismo financiero para hacer más ricos   a los ricos del mundo.
Antiguamente los pueblos eran sometidos por la conquista de otro. El establecimiento de las fronteras dio origen al concepto de soberanía. Hoy la soberanía se compra, es objeto codicioso del terrorismo financiero. Cada pérdida de soberanía implica acercarnos cada vez más al abismo de una nueva esclavitud, del sometimiento de unos pueblos a otros pero sin fusiles ni artillería, sólo blandiendo derechos de crédito.
Las víctimas del terrorismo financiero no podemos, ni debemos permanecer impasibles, viendo como se derrumba nuestro modelo de vida; nuestro sistema de convivencia, el que hasta ahora era pacífico. Tenemos necesidad de unirnos de asociarnos para que se nos escuche. Por eso, propongo desde aquí la creación de la Asociación Víctimas del Terrorismo Financiero (AVTF).

JC Navarro.