jueves, 19 de abril de 2012

"EL ÚLTIMO CARTUCHO"


Que la Monarquía española no se lleva demasiado bien con las armas, es de todos conocido y de antiguo soportado, por la propia Monarquía digo.
La Familia Real Española, es una familia desestructurada a todas luces. Cuando, por su función, deberían de mantener la unidad y el compromiso solidario de todos sus miembros a ser modelo de superación de tan difícil situación por la que está atravesando el país, cada uno va a lo suyo. Uno hasta el cuello de (...) corrupción. Apareciendo ya en el sumario el nombre de la Infanta y que dudo mucho del desconocimiento de los hechos, por parte de ella, así como el del propio Rey. El otro, permite que su hijo de 13 años manipule un arma de fuego con el desafortunado incidente, del cual debería de responder por culpa in vigilando e in educando, pero no será así.
La Princesa con trastornos alimenticios, vete a saber por qué. Al final tendrán razón aquellos periodistas del "papel couche" cuando decían que la raleza con realeza ha de corresponder, puesto que estos son educados desde pequeños a soportar las posibles ingratitudes del cargo.
Tampoco quiero detenerme en el ya maltrecho matrimonio Real, por lo menos en lo que de afectivo se refiere (en media hora despacho la Reina su visita al Rey en el hospital y todo sin detener su agenda).
Honra a SM el hecho de haber pedido disculpas públicas por su inaceptable comportamiento, más propio de tiempos de "los santos inocentes" que de los actuales.
La persona del Rey es inviolable y no sujeta a responsabilidad, así queda establecido en el art. 56.3 de nuestra Constitución. A pesar de esto, y visiblemente afectado, solicito el perdón de todos sus súbditos con la promesa de que no volvería a ocurrir tan desgraciado incidente. Y es precisamente esa promesa la que me genera ciertas dudas.
¿Qué quiso decir SM con "... no volverá a ocurrir"?
A mí se me ocurren dos posibles soluciones:
La primera, tras volver a escuchar su propio discurso de Navidad, ha tomado conciencia de la gravedad del asunto y siente desde su interior que ha traicionado aquello y aquellos por los que se justifica su cargo, lo que le impide volver a cometer otra torpeza más por su parte.
La segunda, ya tiene en mente la abdicación en favor de su sucesor.
Y, ciertamente, a mi juicio, es esta segunda opción la que ha barajado al decir esas palabras. Porque, después de toda una vida dedicada al servicio de España, con mucho acierto en cuestiones transcendentales para este país, gestionando y mediando en situaciones difíciles, tanto a nivel interno como en el exterior, es hora ya de quemar "el último cartucho", de saber retirarse a tiempo y de poder hacer lo que a su Real persona le plazca. Pues bien ganado está y justo el precio pagado. Saludos Majestad.

JC Navarro.

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